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“Entrenar al París Saint-Germain (PSG) es uno de mis sueños”. Esas palabras las pronunció Mauricio Pochettino en abril de 2016, cuando ni se sospechaba que aquel objetivo iba a convertirse algún día en realidad.
A sus 48 años, el argentino afronta su mayor reto en un banquillo, dirigir el multimillonario proyecto catarí de París, quizá el club con más dinero del mundo, tarea a la altura de su prestigio, pero no de su currículum.
Porque si Pochettino se ha labrado una buena reputación, su palmarés como técnico no se ha estrenado en ninguna de sus tres anteriores experiencias, algo que tendrá más al alcance de su mano gracias al elenco de estrellas capitaneadas por Neymar y Kylian Mbappé.
Pero, sobre todo, el técnico de Murphy regresa a un club donde triunfó como jugador, aunque poco se parece ahora al que le acogió entre 2001 y 2003.
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Entonces abandonó el Espanyol, el club que le había traído a Europa siguiendo la llamada de Luis Fernández, que buscaba un patrón aguerrido para su defensa.
De aquellos años todavía se recuerda su mentalidad de guerrero, su personalidad de sargento que le llevó a hacerse con el brazalete de capitán de un PSG que jugó la final de la Copa de Francia de 2003 y ganó la Intertoto de 2001.
Todo eso tendrá que ponerlo ahora al servicio de uno de los vestuarios más complejos del mundo. Lidiar con las estrellas, responder a las ambiciones de los propietarios cataríes, devolver la ilusión a la grada, que la perdió un poco tras la final de la Liga de Campeones del año pasado, dotar al PSG de una identidad de juego que Tuchel no logró encontrar,… Sus tareas no son pocas, pero al fin Pochettino tiene un proyecto con el que poder estrenar su palmarés. EFE