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Las medidas para evitar la importación de variantes del coronavirus que puedan poner en riesgo la efectividad de las vacunas se han convertido en una de las prioridades del Gobierno británico, que incrementa esta semana las restricciones de viaje y estudia planes para endurecer las cuarentenas.
Al mismo tiempo, el Reino Unido acelera su programa de inmunización, con el que espera vacunar a 15 millones de personas a mediados de febrero y haber ofrecido una dosis a toda la población adulta en septiembre.
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Este lunes abrirán diez nuevos grandes centros de vacunación, que se sumarán a los siete ya en funcionamiento, en ubicaciones como la catedral de Blackburn y el estadio de rugby de St Helens, ambos en el norte de Inglaterra.
Más de 1.000 consultas médicas y 250 hospitales también se han sumado al programa, mientras que en torno a 200 farmacias inglesas estarán asimismo operativas a final de mes.
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En torno a 3,6 millones de personas han recibido ya una dosis y esta semana se ha llegado a vacunar a 324.000 personas en un día, según las cifras ofrecidas por el ministro de Sanidad, Matt Hancock.
Los corredores aéreos seguros que estableció el Gobierno el pasado verano quedarán suspendidos a partir de las 4.00 GMT de la próxima madrugada, por lo que todos los viajeros que lleguen al Reino Unido desde entonces deberán haber dado negativo en un test de covid-19 y cumplir además una cuarentena de diez días.