Órdenes religiosas en España han admitido 126 abusos sexuales en sus comunidades

MUJER-CALLE

Foto: Anadolu

Ocho órdenes religiosas españolas, entre las que destacan los jesuitas, han admitido en las últimas dos semanas que dentro de sus congregaciones se cometieron 126 abusos sexuales, tanto a menores de edad como a adultos.

“Sentimos el dolor de las víctimas, provocado por algunos compañeros nuestros. Sentimos las ocasiones en que no se escuchó a quien quería respuestas y en que se afrontaron de manera insuficiente acusaciones que deberían haber supuesto medidas tajantes. Los abusos a menores y personas adultas en la Iglesia y en la sociedad han sido durante demasiado tiempo una realidad mal entendida y gestionada”, dice el informe publicado hace dos semanas por la Compañía de Jesús.

Le puede interesar: Mujer y explotada sexualmente: el perfil más común de trata en Latinoamérica

En el texto, la orden jesuita reconoció que al menos 81 menores de edad y 37 personas adultas sufrieron abusos sexuales por parte de 96 miembros de la congregación desde 1927, aunque los mismos firmantes del estudio aseguran que su investigación fue “limitada”. La mayoría de los casos ocurrió en escuelas.

Un dato que ha llamado la atención en España es que a siete de las víctimas de abuso se les ofrecieron ayudas ya fueran económicas o psicológicas, lo que los jesuitas no aceptan como indemnización debido a que no hubo ningún tipo de juicio de por medio.

Ver también: Wikipedia lanza nuevas reglas globales para combatir abusos en el sitio

Los datos de los abusos aceptados por las órdenes religiosas españolas los ha recabado el diario El País, debido a que muchas de estas no revelan sus investigaciones internas al público, tal como lo hicieron los jesuitas. El periódico asegura que consultó a las 10 mayores órdenes del país y que “los Hermanos Maristas, La Salle y los Agustinos se siguen negando a revisar su pasado. El resto admite por el momento 61 casos de religiosos pederastas, 42 de ellos desconocidos hasta ahora”.

Las congregaciones consultadas por el diario aseguran que en tiempos pasados la mayoría de denuncias de abusos sexuales no era investigada a fondo y usualmente la solución era trasladar al abusador a otra parroquia, aunque a veces eran despedidos o ellos renunciaban. Sin embargo, el hecho de que las autoridades ordinarias no se enteraran de las denuncias permitía que los criminales continuaran cometiendo los hechos con diferentes víctimas. Anadolu