El día que el Barcelona tenía señalado en rojo para convertirse en nuevo líder de LaLiga falló y echó por tierra su trayectoria ante el Granada, que con dos zarpazos en la segunda mitad le dio la vuelta al partido (1-2) y puso patas arriba LaLiga.
El Granada hizo historia y ganó por primera vez en el feudo azulgrana en 26 partidos, un nuevo golpe de teatro de un campeonato que parece no tener dueño y muchas alternativas.
Se adelantó el equipo azulgrana en el primer tiempo y parecía tenerlo todo hecho frente a un rival muy reservón, pero el Barcelona se confió. Falló Mingueza en el 1-1 de Machís y la pareja de centrales en el 1-2 de Jorge Molina, en los dos únicos remates a puerta de los andaluces ante la meta de Ter Stegen.
Koeman no leyó bien el partido. Su equipo necesitaba ensanchar el campo y se colapsó por el centro y eso que apareció Leo Messi al rescate, en una acción en la que Antoine Griezmann fue el colaborador necesario.
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Fue el francés protagonista en el 0-1, suya fue la asistencia a Messi que abrió el marcador. Giró el francés dentro del área y sirvió al diez del Barça, que remató al palo largo, lejos de Aarón.
Pero le costó mucho a los azulgrana. El Granada jugó muy atrás, acumuló muchos jugadores cerca de Aarón y los de Koeman no tenían espacio ni conexiones. Los andaluces, que no habían rematado a puerta, empataron en el 63, por medio de Darwin Machís. Un buen pase entre líneas de Jorge Molina, un mal despeje de Mingueza y la imposibilidad de Sergi Roberto de rectificar fue la cadena necesaria de acciones que permitió al venezolano igualar el partido (1-1, min. 63).
Luego, pese al dominio absoluto del Barça, el Granada dio un nuevo zarpazo. Un centro desde la derecha de Adrián Marín y un remate de cabeza de Roberto Molina en el 79 para el 1-2 y poner la Liga patas arriba.
Y así se fraguó el reset de los azulgrana, que tiraron por la borda todo lo bueno que habían hecho desde que empezó 2021, el título copero, y los únicos tropiezos ante el Cádiz y el Real Madrid. Y claro, el de esta noche, una derrota dolorosa e inesperada, que le impide depender de sí mismo para ser campeón y de tener que volver a mirar de nuevo hacia arriba.