A dos meses de las elecciones legislativas del 13 de marzo los colombianos ven con esperanza las promesas de cambio que pueden salir de esos comicios, cruciales para la gobernabilidad del presidente que sea electo a mitad de año.
La totalidad del Senado y de la Cámara de Representantes serán renovadas en estas elecciones, en las que además habrá una inédita votación para escoger las 16 curules que tendrán en la Cámara Baja las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, y varias coaliciones elegirán en consultas a sus candidatos presidenciales.
Esta cita electoral se producirá después de la ola de protestas que sacudió al país entre abril y junio de 2021, que puso de manifiesto la necesidad de cambios y abrió las puertas de la política a nuevos líderes procedentes del mundo académico y de los movimientos sociales.
Entre esas nuevas caras destacan como candidatas al Senado la analista política y profesora universitaria Sandra Borda, la periodista Mabel Lara, la líder social y defensora de los derechos humanos Yolanda Perea o la atleta Caterine Ibargüen, medalla de oro en salto triple en los Olímpicos de Río 2016.
CAMBIO VS. CLIENTELISMO
Para Alejandra Barrios, directora de la plataforma Misión de Observación Electoral (MOE), las elecciones legislativas mostrarán si el deseo de cambio de parte de la sociedad se hace realidad o si naufraga en las aguas del clientelismo que tradicionalmente se hace sentir en las urnas.
“Lo vamos a ver el 13 de marzo porque el clientelismo está, el clientelismo funciona, es una maquinaria muy bien aceitada y lamentablemente el centralismo se crece en la pobreza, y la pobreza se profundizó en este país con la pandemia”, dijo Barrios a Efe.
Otro factor que suele afectar las elecciones es la violencia contra candidatos, electores y líderes sociales para intimidar e impedir que se ejerza libremente el derecho al voto.
“En las elecciones locales, que serán el próximo año, es donde este fenómeno de manera particular se dispara porque es la pugna por el poder territorial, pero las elecciones al Congreso son las que ocupan el segundo nivel, en términos de violencia, contra aquellos que pueden postularse a la vida política”, afirma.
Barrios señala que en las elecciones de este año, tanto las legislativas como las presidenciales, “estamos en un contexto que no es fácil” porque hay departamentos como el Chocó (oeste), Arauca (este) y la región del Catatumbo, donde distintos grupos armados ilegales han recrudecido sus disputas territoriales.
“Mantenemos los mismos corredores de violencia que están directamente relacionados con las economías ilegales y con la disputa entre los diferentes grupos armados y eso se traduce en la imposibilidad que tienen tanto candidatos como ciudadanos de poder participar de manera libre en el ejercicio electoral”, explica. Efe