Kenny Dalglish, con una sonrisa de oreja a oreja; Alex Ferguson, con cara de pocos amigos. Ese es el reflejo del que antaño era el Clásico de Inglaterra y ahora ha quedado reducido a la duda de cuántos goles será capaz de hacerle el Liverpool al Manchester United, de cómo de grande será la humillación entre un equipo como son los ‘Reds’ y un conjunto de jugadores, como son los ‘Diablos Rojos’ (4-0).
Ya son más de cuatro años desde que el United venció por última vez al Liverpool en la Premier League. Y el fin de esa racha no parece estar cerca. El Liverpool disfruta ahora del puño de hierro del que gozó el United en las últimas dos décadas. Somete a su rival con uno de los mejores equipos del continente, mientras Ralf Rangnick, con los días contados, intentó achicar aguas desde el vestuario.
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Salió el alemán al campo con cinco defensas, una ultranza al United histórico y una declaración de intenciones. Valía el 0-0. Pero ese plan aguantó cuatro minutos y medio. Lo que tardó Mané en descoser a los defensas con un pase en profundidad para que Salah conectase con Díaz, que embocó a placer delante de De Gea.
Paul Pogba, en sus últimos días con el United, no tardó en quitarse de en medio. A los nueve minutos se fue cojeando. Poco importaba lo que hiciera el United, su papel en esta obra era el de admirar la obra del Liverpool de Jürgen Klopp y evitar otra goleada.
Thiago, el mejor Thiago desde el United, campó por las anchas del centro del campo de Anfield y las combinaciones brotaban con una facilidad pasmosa. No fue un trallazo desde 40 metros, ni una carrera desde el centro del campo, pero el segundo tanto del Liverpool fue de los más bonitos del año.
Una triangulación entre Díaz, Matip y Mané en la que el senegalés dio un pase de espaldas de primeras para meter la pelota como un cuchillo entre los centrales. Dejó solo a Salah, que no podía fallar y que anotó su primer tanto en más de un mes. Exquisitez y fantasía. Golazo.
El 2-0 al descanso era una buena excusa para soñar con una goleada, pero el Liverpool venía de una semana brutal, con dos partidos contra el City y la vuelta de Champions, y bajó varias marchas. Esto permitió brillar a un Jadon Sancho que entró desde el banquillo y que dio algo de coraje al equipo.
Pero no lo suficiente para competir. La inercia duró 15 minutos, hasta que el Liverpool quiso que durase.
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Andy Robertson, con un robo en campo propio, inició una contra que llegó hasta las botas de Díaz. El colombiano colgó la pelota y Mané, con la zurda, la cruzó junto al palo. El tridente se marchó contento. Tanto Salah, como Mané y Díaz sumaron un gol y una asistencia cada uno.
La humillación ya no era por aplastamiento, sino por sencillez. A los ‘Reds’ no les hacía falta apretar, esforzarse al máximo. Con muy poquito, con un soplido, derribaban al United. Así llegó el cuarto, pelota de Jota para Salah, picada con ayuda de Wan-Bissaka y otro para la saca.
El triunfo permite al Liverpool dormir líder, con dos puntos de ventaja respecto a un Manchester City que recibirá este miércoles al Brighton & Hove Albion, un equipo que viene de ganar a Arsenal y Tottenham Hotspur. Efe