Desde el inicio de la crisis en agosto de 2015, cuando ocurrió la expulsión y salida de miles de colombianos de Venezuela por las acciones del gobierno de Nicolás Maduro, la frontera se transformó. En los últimos siete años los constantes cierres, las limitaciones al paso de mercancías, vehículos y personas, el establecimiento de horarios y restricciones, y el fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela impactaron la región entre el departamento de Norte de Santander y el estado Táchira. La situación se agravó con la ruptura de relaciones diplomáticas y consulares en febrero de 2019, y la falta de canales de diálogo entre Bogotá y Caracas no se resolvió ni con la pandemia.
Pero mientras los gobiernos de los dos países reducían la relación a la diplomacia del micrófono, las descalificaciones y las mutuas acusaciones impedían tramitar los asuntos entre los dos Estados y sus habitantes, las autoridades locales, la sociedad civil y los gremios fueron construyendo un tejido de confianza y relacionamiento que tiene como objetivo recuperar la vida de frontera.
Desde enero de 2020 actores sociales y económicos, acompañados por las autoridades locales buscaron caminos para recomponer la vida de frontera, proceso que hoy se refleja en el “Acuerdo de la Frontera” de San Cristóbal, del pasado lunes 4 de julio. El Comité Intergremial de Norte de Santander, Fedecamaras Táchira y la Cámara de Comercio Colombo Venezolana, entre otros actores económicos e industriales han logrado ponerse de acuerdo para promover la reapertura total de los pasos fronterizos.
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Plan de acción en frontera
Si bien, son muchos los temas que deben ajustarse entre los gobiernos nacionales antes de poder abrir completamente los pasos para mercancías y vehículos: el control migratorio, las aduanas, los acuerdos que se requieren en materia de transporte, el abastecimiento de combustible, los temas de seguridad y seguridad ciudadana. Aun así, el impulso que imprimen los gremios y actores económicos obligan a establecer un cronograma y un plan de acción para tramitar y resolver todos los cuellos de botella que la falta de voluntad política ha impuesto.
Se debe recuperar la infraestructura binacional, urge el mantenimiento, readecuación e incluso la a planificación de nueva infraestructura. Los puentes Simón Bolívar de 1962, Francisco de Paula Santander de 1969, Unión de 1989 y el nunca inaugurado puente de Tienditas de 2016 deben funcionar articuladamente para poder realizar los arreglos necesarios, mientras que paralelamente se recuperan las actividades económicas y sociales que convergen en la frontera.
“Del lado venezolano la inversión es mayor, se debe recuperar la infraestructura binacional, urge el mantenimiento, readecuación e incluso la a planificación de nueva infraestructura”.
Ronal F. Rodríguez[1]
Del lado venezolano la inversión es mayor, se requiere trabajar en las redes de agua, electricidad e internet, así como en la infraestructura vial, y en la recuperación de la capacidad de atención en salud y educación. La ”normalización” de la frontera debe apalancar la recuperación del Táchira. La crisis ha evidenciado la compleja interdependencia que existe entre los 2.924.370 habitantes que conviven entre el Norte de Santander y el Táchira, según las proyecciones para 2022 del INE venezolano y el DANE colombiano.
Pero el proceso no es fácil, depende de una constante negociación y transacción en por lo menos tres dimensiones: frontera-centro: Norte de Santander-Bogotá; centro-centro: Bogotá-Caracas; y frontera-frontera: Norte de Santander-Táchira, e igual del otro lado.
Los gremios han apalancado el relacionamiento entre Norte de Santander-Táchira y han presionado las conversaciones Norte de Santander-Bogotá, se espera que después del próximo 7 de agosto inicie la recuperación de la relación Bogotá-Caracas y quizás si se logra institucionalizar la relación se dejen atrás los siete años de vacas flacas.
Apéndice: Se recomienda el informe: La Colombia fuera de Colombia, las verdades del exilio de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición aquí.
[1] Vocero e investigador del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y Coordinador de la Bitácora Migratoria del Observatorio y la Fundación Konrad Adenauer.