Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Consultor y Estratega Político
132 mil pesos colombianos, eso es lo que debe pagar una colombiana promedio si afuera del país quiere un servicio de cepillado del pelo, una cifra escalofriante, tan compleja como los 24 mil pesos que puede alcanzar un galón de gasolina si con moneda nacional lo vamos a comprar más allá de la frontera.
Seguramente habrá quienes digan: “que bueno, es barato vivir en Colombia”; quienes de forma más absurda habrán de esgrimir: “vamos a vivir lejos y ganamos en dólares para gastar en dólares”, los desprevenidos sostendrán: “que vengan a comprar y nos dejen sus billetes”; en fin, toda suerte de argumentos para defender lo indefendible, estamos mal, ¿o seguimos así o cambiamos?.
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No era solamente asunto de cambio de gobierno sino de cambiar nosotros mismos, detenernos a revisar: ¿lo hicimos bien, eso queríamos, Petro esta solucionando o se ha ocupado solamente de hallar un culpable?.
Parecemos resguardados en una burbuja de estupidez, tapando el sol con un dedo, si el culpable es o no el anterior Gobierno, ¿ya sabemos que vamos a hacer o nos seguiremos rasgando las vestiduras en la puja extremista entre oficiales y opositores?.
Pues bien, establecer ¿de quien es la culpa?, es lo de menos y ayuda poco cuando lo que importa es una solución que va más allá de los ataques.
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Si la minería es mala mientras la combustión del avión en que me muevo no se garantiza con maíz o aguacate, es ésta una discusión según la cual está bien evaluar el pasado, pero el presente es de soluciones y propuestas, no de responsabilizar a nadie.
“El poder lo otorga la ley y la democracia, la autoridad se gana con buen ejemplo, credibilidad, legitimidad y soluciones, debemos animar a un gobierno para que así lo entienda, esto no es asunto de ideologías, simplemente sentido común”.