Unicef informó que casi 282 millones de personas en el mundo experimentaron hambre severa, un 8,5 % más que el año anterior.
Unicef informó que casi 282 millones de personas en el mundo experimentaron hambre severa el año pasado, un 8,5 % más que en el curso anterior, debido a “una coyuntura de más crisis humanitarias y al deterioro de la seguridad alimentaria en Gaza y Sudán, principalmente”.
Este incremento, de 24 millones de personas más con respecto a 2022, se desprende del Informe Mundial Sobre Crisis Alimentarias que Unicef publica hoy y fue elaborado a junto otras agencias de la ONU, la Unión Europea y la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID).
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Este informe, que contempla hasta finales del año pasado, también pronosticaba que 1,1 millones de personas en Gaza y 79.000 en Sudán del Sur afrontarían “niveles catastróficos” o inanición hasta julio de 2024.
El conflicto en la Franja de Gaza representaba, además, el 80 % de las personas que se enfrentaban a un riesgo de hambruna inminente en 2023, apunta el texto, pese a que la guerra en el enclave palestino solo llevaba escasos tres meses hasta finales del año pasado, cuando se realizó el informe.
El 20 % restante estaba en Burkina Faso, Mali, Somalia y Sudán del Sur.
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“Es importante recordar que casi la mitad de la población de Gaza que sufre esta devastación son niños (…) Existe un colapso total de los sistemas de salud y protección, con consecuencias desastrosas para la nutrición de los niños”, alertó el director de nutrición y desarrollo de Unicef, Víctor Aguayo, en una rueda de prensa hoy en Nueva York.
Así, los conflictos siguieron siendo la principal causa de inseguridad alimentaria severa en 2023, y afectan a 135 millones de personas en 20 países, según el Informe Mundial Sobre Crisis Alimentarias.
Pero el impacto de las crisis económicas, “factor primordial” que perjudicó a 75 millones de personas, y los fenómenos meteorológicos extremos, que afectaron gravemente a 77 millones, también jugaron un papel fundamental el curso pasado.
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2023 fue el año más caluroso jamás registrado, y se produjeron numerosos episodios de graves inundaciones, tormentas, sequías, incendios forestales, plagas y enfermedades que contribuyeron a las crisis alimentarias, reza el reporte.
“Si las personas tienen acceso (a los alimentos) pero no tienen dinero, no hay nada que hacer. Y si tienen todo el dinero pero no tienen acceso, tampoco. Estamos presionando para que haya un acceso y una financiación sostenidos que nos permitan atender a estas personas en Gaza, en Sudán o en cualquier otro lugar”, afirmó el economista jefe del Programa Mundial de Alimentos, Arif Hussein, en la misma rueda de prensa.
EFE