Perdí la cuenta del número de veces que he escuchado a las personas en campaña o en gobierno, referirse a sus adversarios con la típica expresión: “tienen miedo”.
Es previsible, suelen asociar el temor a casi todo lo que hace un oponente; creen que con acusaciones infundadas se debilita o justifica la falta de operación propia y así, queda clara la ausencia de credibilidad y confianza en ellos mismos.
Construir una narrativa para justificar acciones propias se trata siempre de influir en la opinión pública y ganar apoyo para edificar causas, pero, con acusar, al contrario de tener miedo, los políticos desvían la atención de sus debilidades o errores, incluso, se distraen de sus propósitos.
Al final del día, lo importante y determinante en política además de hacer que suceda, es conectar con los votantes; Nos está costando mucho asumir que no vale la pena integrar un ejército de seguidores para defender cualquier cosa, los comentarios negativos para aplastar a otros divierten, pero ya no convencen. El votante indeciso ve una pelea entre vecinas enardecidas, cuando se trata de calificar la puja entre ejércitos digitales, es una buena comedia que hace parte del show y ahí no están los votos.
Empezaremos a creer en lo que no está publicado y a construir desde un discurso que habla como el oponente, ese es el camino para ganarnos el cariño de los que hoy no están a nuestro lado; es así de simple: “nadie tiene miedo, y si les da miedo, lo harán con miedo”.
Cuán importante es tener buenos antagonistas y reconocerles, así encontraremos la oportunidad para crecer, aprender y mejorar; enfrentar rivales y superar obstáculos, es avanzar sin justificar mi error amparado en las fallas de los demás.
“El único temor de un votante es que si algo va bien o mal, empeore. Él único temor de un político es quedarse sin aplausos cuando lo que necesita son votos”.
Por: Freddy Serrano Díaz
Estratega Político