Las FARC, que se transformaron esta semana en partido político tras dejar las armas, extendieron su mano a la disidencia de sus filas para que retome el camino de la paz que abandonó cuando la ya exguerrilla firmó el acuerdo con el Gobierno.
En una rueda de prensa en la que anunciaron las conclusiones a las que llegaron en el congreso en el que decidieron la forma y objetivo que tendrá su nuevo partido, el número dos de las FARC, Luciano Marín, alias “Iván Márquez”, pidió a los jefes de esos grupos que “reflexionen”.
Tras la firma del acuerdo de paz, un número todavía no plenamente definido de guerrilleros se declaró en disidencia al acuerdo de paz y continuó operando como una banda criminal en varios departamentos sureños del país como Vichada, Guaviare y Meta.
Muchos de ellos están bajo el mando de alias “Gentil Duarte”, un guerrillero con una amplia trayectoria que fue enviado por los líderes de las FARC para que constriñese a la disidencia del Frente Primero pero que acabó uniéndose a ella.
“Extiendo mi mano fraternal a ‘Gentil’, es un hombre bueno que tiene mucho que aportarle a Colombia, sobre todo en el desarrollo de proyectos para que los campesino tengan una vida digna”, dijo “Márquez”.
Por otra parte, Rodrigo Granda, alias “Ricardo Téllez”, también líder de las FARC renombradas como Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, afirmó que “en todos los procesos del mundo ha habido desertores”, pero afirmó que ellos han tenido “la menor disidencia”.
“Lo digo con respeto porque en realidad son traidores. En aras de la paz no le demos la categoría de traidores, esa es la situación que decimos”, dijo “Téllez”.
Por último, Jorge Torres, alias “Pablo Catatumbo”, envío también un mensaje a “Duarte” y “a quienes lo acompañaron a tomar el camino” para que se unan a su “lucha” por “transformar a Colombia entre todos”.
Ese mensaje lo extendió a la última guerrilla activa, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que actualmente negocia un acuerdo de paz con el Gobierno, y al último reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL), que se desmovilizó en su mayoría en 1991, informa Efe.
Sin embargo, ese pequeño grupo, considerado como una banda narcotraficante por el Gobierno, continúa operando en la región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela.