Feliciano Valencia llega al Senado de la República luego de haber pasado más de dos años detenido por acusaciones de secuestro a un soldado.Después de un proceso de siete años, la Corte Suprema de Justicia encontró que era inocente y lo absolvió.
Hará parte del Congreso colombiano gracias a la circunscripción especial indígena que, según la Constitución de 1991, establece que debe haber dos miembros de pueblos ancestrales en el Senado y uno en la Cámara de Representantes.
En su juventud Valencia fue jornalero y ayudó a recolectar café. Trabajó en varios cargos directivos en su resguardo, en el municipio de Santander de Quilichao, en el departamento de Cauca, al suroccidente del país, y fue directivo en el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric).
Ahora, como legislador, tiene tres metas principales: impulsar los acuerdos de paz con las guerrillas, defender los derechos étnicos e impulsar la participación ciudadana en las diversas instancias del Estado.
A usted muchos lo recuerdan por haber librado y ganado una larga batalla con el sistema judicial colombiano. ¿Qué recuerda de esa época?
En 2008 dos miembros del Ejército se infiltraron en una concentración indígena en el Cauca donde estábamos reclamando nuestros derechos. Las autoridades indígenas que estaban en la zona detectaron que iban a poner en riesgo la seguridad e integridad física de los pueblos indígenas y los detuvieron.
Por ese hecho fui condenado a 18 años de prisión, por el delito de secuestro simple, y fui trasladado a una cárcel de alta seguridad en Popayán. Allí permanecí tres meses. Pusimos un derecho de petición en el que explicábamos que al régimen penitenciario de Colombia no era el que le correspondía detenerme a mí, y fui trasladado a un centro de armonización en mi territorio. Allí estuve dos años. En 2017 la Corte Suprema de Justicia falló a mi favor.
¿Qué significó para usted ese tiempo privado de libertad?
La experiencia en la cárcel fue terrible. Esa cárcel de alta seguridad prácticamente violaba todos mis derechos como indígena. Hoy puedo decir, con conocimiento de causa, que ese sistema no se lo merece ningún colombiano, sea indígena o mestizo. No resocializan ni rearmonizan, y no entregan a la sociedad una persona con los principios y fundamentos necesarios para aportar al país.
Ahora llega al Congreso luego de haber logrado 29.449 votos, ¿eso qué significa para los pueblos indígenas de Colombia?
Significa que los indígenas de Colombia podemos seguir avanzando en los derechos de inclusión que quedaron establecidos en la Constitución política de hace 25 años.
¿Cuáles son sus mayores retos a futuro?
En los últimos 25 años hemos visto que no es suficiente el reconocimiento constitucional si nuestros derechos no se desarrollan y garantizan. El reto que tenemos ahora es seguir desarrollando nuestros derechos como pueblos indígenas y ampliando los tratados internacionales que protegen la memoria ancestral de nuestros pueblos.
¿Y en qué temas específicos cree que hay que trabajar?
Son muchos y muy variados. En Colombia hay reconocidos 103 pueblos indígenas; 64 conservan sus lenguas ancestrales. Estamos organizados en 999 gobiernos propios, llamados cabildos. Así que es un reto grande. Tenemos una mesa permanente de concertación para construir políticas públicas en temas de salud, educación e inclusión con el sistema político colombiano, entre otros.
Vamos a hacer acción de bancada con movimientos alternativos y confrontar cualquier iniciativa que ponga en riesgo nuestros derechos territoriales, colectivos y constitucionales. Daremos una batalla frontal contra la corrupción. También abogaremos para que los acuerdos de paz se desarrollen tal y como quedaron pactados y para que los procesos de paz con otros actores armados se cristalicen. Necesitamos que la situación de violencia se atienda con celeridad.
¿Cuál cree que sería la estrategia para lograr eso en su periodo de cuatro años?
Nos interesa mucho participar en la comisión primera de asuntos constitucionales porque queremos desarrollar los derechos que quedaron consignados en la carta magna.
En estas elecciones ganó el voto en blanco, con 340.000 sufragios. ¿Cree que el movimiento indígena en Colombia está unido?
El movimiento indígena está fuerte y representado en varios movimientos políticos. Ese voto en blanco es producto de un mal diseño en el tarjetón. La gente quería votar en inconformidad con el Senado de la República y se equivocaban de casilla. Pero eso no afecta los elegidos en la circunscripción. Lo que queremos es aclarar que las reformas políticas no afectan el derecho de las minorías étnicas, informa Anadolu.