Bill Cosby se queda sin soplar las velas en su bar favorito de Washington

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Repudiado, el actor Bill Cosby hoy se quedó sin poder soplar las velas por su 80 cumpleaños en el restaurante Ben’s Chili Bowl, donde cuadros e imágenes del artista resistieron desde las revueltas por la muerte de Martin Luther King hasta la plaga del crack en los años 80.

El popular bar de Washington tuvo, sin embargo, que rendirse ante las voces que le pedían eliminar todo rastro de Cosby, acusado de abusos sexuales por hasta 60 mujeres. Efe

Ben’s Chili Bowl tuvo que borrar su colorido mural exterior, en el que aparecía el rostro del artista, para sustituirlo con otro dibujo, desvelado el mes pasado y protagonizado por el músico Prince, la leyenda del boxeo Mohamed Ali y la popular pareja presidencial de Michelle y Barak Obama.

El expresidente y Cosby eran los únicos que, hasta hace unos meses, gozaban del privilegio de poder comer gratis de por vida los perritos calientes de Ben’s Chili Bowl y su famosa salsa picante.

Ahora, sin embargo, Cosby ya no puede comer gratis. El cartel que estaba colocado detrás de la barra y que le otorgaba ese privilegio ha desaparecido.

“Hemos tenido que quitar hasta el cuadro”, dice a Efe James, uno de los hombres afroamericanos que trabajan en el restaurante y que prefiere ocultar su apellido.

James señala la pared, que alguna vez fue blanca y en donde un solitario clavo es lo único que queda de la admiración que provocaba Cosby.

El artista se convirtió en los años 60 en el primer afroamericano en protagonizar una serie dramática, un formato reservado para los blancos y que nada tenía que ver con la música y la comedia, donde Hollywood permitía el ingreso de ciertos talentos de la comunidad negra.

Se convirtió en un icono de la cultura popular de EE.UU. Creó en 1984 “The Cosby Show” y puso a su personaje (el doctor Cliff) al frente de la primera familia afroamericana acomodada de la televisión, la primera que, según la revista Time, “simplemente era negra, sin que eso significara nada más”.

El espejismo, sin embargo, se agrietó hasta romperse con las continuas denuncias de abusos sexuales.