Arrogancia y soberbia tenemos por demás. dinero y prestigio quieren algunos, la cuestión es ganar una elección antes que tener la razón.
Una colección de triunfos muchas veces inexistentes y que deberían estar ocultos, eso es lo que muestran pretenciosos vendedores de ego cuando de ofertar consultoría política se trata.
“Yo gané esta”, “yo puse presidente, gobernador y alcalde”, “yo soy lo máximo”, “yo tengo premios” en fin, hay para todos los gustos, “yo hablo mucho y escucho poco…”, yo, yo, yo… esa es la cuestión, están en una competencia de altivez, dicen estar al lado del mandatario más votado sin tener en cuenta que la mejor campaña es la que hasta hoy no hemos hecho: “la siguiente”.
Desbordados, así están muchos en su afán de vender algo: una plataforma, un sistema, un curso, una métrica, una preparación, una idea… en fin, se vale y está bien, el trabajo cuesta, el asunto es que el negocio ha cambiado.
No cabe duda, un profesional tiene derecho a vender con los triunfos obtenidos, incluso con los que ha comprado, no con logros inventados y menos con recomendaciones imberbes.
¿Se hace necesario un asesor?, por supuesto, es fundamental, y sí, quieren al que dice que hizo posible un proyecto difícil de lograrlo, también al que escucha, resuelve y lee, el que complementa, valida y habla poco de su historia personal, el protagonista es el político nunca el estratega y el más importante siempre será el elector.
El novato ofrece juventud y renovación, el viejo experiencia y sabiduría, el estudioso conocimiento, el apasionado emoción y el profesional complemento con todos los anteriores. El cliente le cree a las personas que le ponen el corazón a lo que hacen, esas que con números y bases sólidas motivan la toma de decisiones acertadas.
El de Bukele, Uribe, Maduro o Milei, eso es lo de menos, no les interesa repetir una historia y mucho menos escuchar cuentos de camino, “yo quiero el que hoy me dé confianza y mañana me ayude a entender”.
Arrogancia y soberbia tenemos por demás. dinero y prestigio quieren algunos, insisto se vale, la cuestión es ganar una elección antes que tener la razón.
Por: Freddy Serrano Diaz
Estratega Político.