Divergencias en Gobierno brasileño sobre jugadores vacunados en Copa América

Foto: Archivo
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A menos de diez días para que arranque la Copa América en Brasil, los ministros de Salud y Presidencia del Gobierno de Jair Bolsonaro discrepan sobre exigir que los futbolistas de las selecciones vengan vacunados contra la covid-19.

El ministro de Salud, el cardiólogo Marcelo Queiroga, dijo en una entrevista al diario ‘Correio Braziliense’ publicada este viernes que “la exigencia de vacunación no es una obligación” para aquellos que estén directamente relacionados con el torneo.

Queiroga limitó la magnitud de la Copa América frente a los Juegos Olímpicos de Tokio, “un gran evento mundial del deporte” para el que sí fueron inmunizados contra el coronavirus los deportistas brasileños que participarán en ellos.

También citó que otros campeonatos de fútbol ya se celebran en Brasil, como la Liga doméstica o las Copas Libertadores y Sudamericana, y que, en estos casos, no se ha obligado a vacunar ni a jugadores ni a las comisiones técnicas.

“Los campeonatos están ocurriendo, incluso eventos internacionales, y la exigencia (de vacunación) no es una obligación”, apuntó al periódico.

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“Hay protocolos de seguridad de la Conmebol y el Ministerio de Salud está evaluándolos para verificar si son adecuados. Hay una política de testar a los jugadores y a los integrantes de la comisión técnica y, en caso de algún positivo, el jugador será apartado y aislado”, completó.

Los comentarios de Queiroga chocan con lo anunciado por el ministro de la Presidencia, Luiz Eduardo Ramos, quien el lunes afirmó que el Gobierno impuso como una de las condiciones para albergar el torneo que todos los miembros de las delegaciones estuvieran vacunados contra el SARS-CoV-2.

“Son diez equipos, divididos en dos grupos, y 65 personas por cada delegación. Todos vacunados. Fue una imposición que tratamos con la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol)”, indicó entonces Ramos a los periodistas.

La celebración de esta Copa América viene envuelta en una enorme polémica después de que las dos sedes originales desistieran de la misma: Colombia, por las violentas protestas en su territorio, y Argentina, por la situación crítica de sus hospitales, similar a la de Brasil.

Sin embargo, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aceptó realizar la competición, a pesar de que la pandemia sigue descontrolada y el sistema hospitalario aún está fuertemente presionado. EFE