Tras 11 meses de residencia en el Parque Nacional, más de 800 indígenas han comenzado el regreso a sus territorios en Chocó y Risaralda.
Más de 800 indígenas, que desde hace casi un año se encontraban viviendo bajo carpas de plástico y precarias condiciones en el céntrico Parque Nacional de Bogotá, empezaron el regreso a sus territorios, de los que salieron debido al conflicto armado y la violencia.
“Comenzamos esta operación porque el retorno es un derecho fundamental y tiene que hacerse con garantías“, explicó a los medios la directora de la Unidad de Víctimas, Lilia Solano, entidad que ha liderado las negociaciones con las tres comunidades indígenas embera que viven en el parque y que conforman un total de 325 hogares.
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Así, las familias, entre las que más del 50 % son niños y niñas, se despidieron hoy del parque donde han vivido desde que regresaron en octubre del año pasado, empacaran sus pertenencias en lonas y desde el el domingo en la noche iniciaron el viaje a los territorios en el Chocó y en Risaralda.
Se trata, en algunos casos, de lugares ancestrales donde no han vivido desde hace décadas, pues los grupos armados, la violencia y la pobreza los expulsaron.
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Sin embargo, no todos se atreven aún a volver, por lo que el Gobierno dispuso también que puedan asentarse en otras zonas del país con condiciones dignas.
“La mayoría quiere retornar, pero un grupo se va a reubicar en un predio en otro lugar, no en el mismo de retorno, y también un grupo menor de 11 personas del parque se quiere reintegrar a Bogotá, no en el parque sino en una ciudad”, explicó Solano.
Por su parte, Olga Cecilia Zapata, lideresa de la etnia embera chamí en el Parque Nacional, espera que las diversas entidades cumplan con sus compromisos, que incluyen desde promesas de vivienda a educación, salud o mejoras en infraestructuras.
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“El compromiso es de las entidades, a veces dicen cosas y fallan. Pero hay un compromiso de los líderes, si cumplen con eso yo creo que no regresarían, pero también el compromiso de las entidades para que cumplan”, apuntó Zapata.
Además de los indígenas asentados en el Parque Nacional, el Gobierno también pactó el retorno o reubicación de otros emberas que ya habían sido ubicados el año pasado en alojamientos temporales en otros sectores de la ciudad.
Por otro lado, el retorno de la comunidad ha generado un cruce de trinos entre el presidente Gustavo Petro y al alcalde Carlos Fernando Galán quien le solicitó al presidente que reconozca el esfuerzo conjunto con el Distrito para que las 325 familias que llevaban 11 meses asentadas en el parque pudieran regresar a sus territorios.
EFE