Después de conseguir casi cinco millones de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, los electores de centro quedaron huérfanos para la segunda y definitiva en la que pueden convertirse en jueces para escoger al próximo mandatario.
El próximo domingo se medirán en las urnas dos opciones, una de derecha, la que representa el aspirante uribista Iván Duque que obtuvo 7,5 millones de votos en la primera vuelta, y el izquierdista Gustavo Petro, que obtuvo 4,8 millones, dos candidaturas que han polarizado al país.
En medio quedó Sergio Fajardo, que encabezó la Coalición Colombia de centroizquierda y que se llevó 4,5 millones de votos, así como el liberal y exjefe negociador de paz Humberto de la Calle, que consiguió casi 400.000, ambos pretendidos por los finalistas.
“El voto de centro, se le denomina así porque es de los candidatos no extremistas, es difícil de trasladarlo a los otros aspirantes porque precisamente fue el voto de los colombianos que no se ven encasillados ni en el autoritarismo de derecha, ni en el populismo de izquierda”, comentó a Efe el analista político y profesor de la Universidad Libre Óscar Castelblanco.
Tan es así, que ambos candidatos han asegurado que votarán en blanco en la segunda vuelta pese a los cantos de sirena que han escuchado, especialmente de Petro, que debe recortar la diferencia de 2,7 millones de votos que le sacó el candidato uribista el 27 de mayo.
Petro escribió ayer una carta a De la Calle en la que le pide su apoyo para ganar la Presidencia y, de esta forma, “alcanzar el logro de una paz integral y definitiva”, pero hasta ahora no hay respuesta conocida a su misiva.
Quienes sí han sido seducidas por ese llamado son sus compañeras de fórmula y excandidatas presidenciales.
Claudia López, uno de los rostros más visibles de la Alianza Verde y compañera de fórmula de Fajardo, se unió al senador electo Antanas Mockus para mostrar su apoyo a Petro, quien les ha atraído después de limar algunas de sus propuestas y con la promesa de proteger el acuerdo de paz.
La compañera de De la Calle, Clara López, con trayectoria en la izquierda, ya había anunciado previamente su respaldo a Petro.
Con esto, la presión se ha trasladado hacia los simpatizantes de Fajardo y De la Calle, que han recibido críticas de los votantes de Petro que les acusan de tibieza, especialmente con respecto al apoyo a la paz.
“El voto en blanco no es un voto neutral. Es el voto de quienes no quieren ser cómplices de ningún desastre. Si uno está convencido de que Duque o Petro serán un desastre, la obligación es no apoyar ningún desastre”, escribió en Twitter el escritor Héctor Abad Faciolince, que mostró su apoyo a Fajardo.
El líder del partido de izquierda Polo Democrático Alternativo (PDA), Jorge Robledo, que integró la Coalición Colombia, se ha expresado en un sentido similar al decir que “las agresiones canallas” contra quienes ejercen el derecho a votar en blanco “tienen entre sus propósitos meter miedo para que no se vote así o para que no se haga público”.
“No tienen ningún derecho, quienes estén con Duque o con Petro, a salir a matonear o agredir a quienes estamos con el voto en blanco”, aseguró Robledo, en una entrevista.
En este sentido, Castelblanco subrayó que el voto en blanco “es un grito de protesta” que implica decir a los candidatos: “Ninguno de ustedes nos representa y eso es un hecho político”.
Para el profesor universitario, implica una posición filosófica acerca de la democracia porque “es muy representativo así no tenga el efecto jurídico”.
En su opinión, ese voto “tiene un efecto político fortísimo y es decirle al ganador ‘oiga, usted no representa a la mayoría de colombianos ni a todos los colombianos'”, lo que les fuerza a mirar “cuáles eran las posturas de la otra gente que no estaba representada”.
Sin embargo, Casteblanco es escéptico con respecto al acercamiento de las dos posturas dominantes hacia el centro, una actitud que considera que responde “a una estrategia política”, no a una motivación ideológica real.
“Irse al centro para consolidar el voto del centro que no pasó a la segunda vuelta (…) es casi un engaño al elector”, concluyó, informa Efe.
La última palabra la tendrán este domingo, cuando esos cinco millones de votos estén definitivamente en las urnas y el centro haya mostrado la dirección de respuesta.