La verdad de los falsos perfiles

FREDDY SERRANO DÍAZ
FREDDY SERRANO DÍAZ

Como la riqueza en monopolio, la lealtad del traidor, la fama que aporta un “me gusta”, el amor en la prostitución, la valentía del cobarde o el talento de quien plagia, así tal cual es la verdad y la credibilidad que puede tener lo que dice un perfil falso, ese que no tiene ni los pantalones, ni la gallardía para dar la cara y afrontar con sensatez sus comentarios.

El de hoy es un mundo agobiado, secuestrado, perturbado por la información falsa y sin sentido de estos iconos mal construidos, tan falsos y mentirosos que su presencia se ha cimentado en la legitimación otorgada por la fragilidad y ausencia de criterio emocional, de quienes les han dado entrada.

Lo que en principio se representaba en mentiras piadosas y aparentemente inofensivas como: -No estoy casado ni tengo novia, eres la primera persona con la que hago esto, no tenía como avisarte, yo nunca te haría daño, salí con ella pero no pasó nada, la veo solo como una amiga o, mañana te llamo-, las acciones mentirosas se fueron quedando entre nosotros y se tradujeron en animadversiones desproporcionadas cada vez más subidas de tono.

Recomendamos leer: No hay Gobiernos buenos o malos, simplemente saben comunicar o no

En este entorno el tiempo y el avance tecnológico de los medios digitales fue permisivo en dar espacio más allá del seudónimo, tan propicio para el sutil sarcasmo de la pluma elegante, para pasar a un mundo paralelo del falso perfil que, de forma socarrona, insípida, abrupta, abusiva y mandilona, abrió espacio al baladrón sinvergüenza que presume de valiente, pero nunca da la cara.

Pareciera que lo hemos visto y leído todo, ahora bien, ¿acaso faltará verlos agremiados y asociados para defender su desfachatez?, esa de ir por la vida atacando sin piedad al que se deje, pues bien, ese es el mundo que nos tocó vivir y el que le vamos a dejar a nuestros hijos.

Lejos de una discusión moral, cabe preguntar: ¿vamos a seguir dando importancia a un escenario vano y fútil en el que nosotros mismos nos hemos adentrado por miedo al ruido que generan personajes sin rostro?… esa es la cuestión, entender de una vez por todas que la verdad de un perfil falso se remite al mote, es falso.

Recomendamos leer: ¿Los venezolanos están regresando?

En lo personal no entiendo y me pregunto: ¿por qué seguimos discutiendo de forma inane y sin sentido con personajes sin rostro?, esos apocados que no dan la cara, pusilánimes, gallinas, ficticios, fraudulentos, mentirosos e inexactos que se escudan como de niños seguramente lo hacían debajo de la enaguas de su mamá.

Ojalá estuvieran en capacidad de decir: “este soy yo, acá estoy, vengo a defender mis tesis y a develar mi rostro, he perdido el miedo”, si así fuera sus planteamientos, cada uno de ellos, tendrían un gran peso de legitimidad, pero por ahora son temerarios y tan falsos como sus creadores.

“Si alguien decide incurrir en escenarios hostiles como el de la política, habrá de entender que todo acto bueno o malo, se
somete a un escrutinio emocional generado a través de caretas, parte de la clave está en evitar perturbaciones personales”.