La elevada actividad sísmica que se registra en México ha provocado que investigadores de este país trabajen en un mapa de intensidades y daños en el territorio en tiempo real, para tomar mejores decisiones, dirigir la ayuda e informar con prontitud si se está o no ante un desastre.
El objetivo del proyecto, a cargo de la coordinación de ingeniería sismológica del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es reducir la incertidumbre que se vive los primeros minutos después de un sismo.
Tras el movimiento se produce un vacío de información en el que las autoridades no saben con precisión cuáles son los sitios más afectados o si se han producido daños en las estructuras de las edificaciones.
“La intensidad sísmica es una medida local de la severidad del movimiento del suelo y está relacionada con la magnitud del temblor, pero depende de otros factores como la distancia desde el epicentro, el tipo de suelo o la ruptura de las placas tectónicas”, añadió.
Explicó que a las construcciones “no les importa” si el temblor fue de magnitud 7 u 8, lo que las puede afectar es cuánto se acelera el suelo en su base.
El experto dijo que la importancia de crear mapas de intensidad sísmica “muy poco tiempo después de que ocurrió un sismo” es necesario para registrar la aceleración en el suelo, mediante instrumentos denominados acelerómetros.
“La idea es llevar esos datos a un sitio central de recepción de manera automática, sin intervención humana, mediante infraestructura de comunicaciones y ya con los datos, un programa genera los llamados ‘shake maps’ y los difunde”, apuntó. Efe