Leonelli lamentó de que, al igual que en el resto de los países latinoamericanos, exista un “sistema patriarcal y adultocéntrico” que no reconoce a los niños como sujetos de derechos.
“Hay un ejercicio de poder y de violencia constante hacia las niñas y los niños. Aquí es muy fuerte en todos los sectores de la sociedad”, explicó.
Al respecto, sostuvo que la peor expresión del abuso infantil es la explotación sexual comercial que encuentra el “terreno fértil” en los menores con familias disgregadas, sin comunicación y que se desenvuelven prácticamente solos.
El director dio el ejemplo de una adolescente que cayó en manos de una de estas organizaciones que la obligaba a prostituirse y a hacer que sus clientes consumieran la mayor cantidad de cerveza posible, ya que por cada 12 botellas recibía únicamente 70 centavos de dólar.
“Es un fenómeno complejo, es uno de los delitos más aberrantes contra la dignidad del ser humano”, recalcó Leonelli.
La explotación sexual conduce en muchas ocasiones al consumo excesivo de alcohol y de drogas, y con ello se abre la posibilidad que la víctima contraiga alguna adicción.
El director de esta ONG afirmó que muchas veces las adicciones “se mezclan” con embarazos de adolescentes, que implica una situación todavía más adversa puesto que el hijo nace con problemas de salud y se desarrolla dentro del círculo de adicción de su madre. Efe