Cada año, desde 1938, la ciudadanía bogotana, por medio de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, otorga el Premio Gonzalo Jiménez de Quesada a aquellas personalidades o entidades que hayan prestado a la ciudad o a sus habitantes los mejores servicios. En la octogésima tercera edición, el galardón fue concedido este martes 6 de diciembre a la Orquesta Filarmónica de Bogotá, “por 55 años de servicios destacados a la cultura de los habitantes de Bogotá, en particular de la niñez y la juventud, además de la democratización de la música con procesos de formación en diferentes sectores de la ciudad”.
El premio, un diploma y una medalla con la efigie del fundador de Bogotá, lo recibió David García Rodríguez, actual director, de manos de Manuel Leal Angarita, vicepresidente de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, entidad con un siglo largo de historia.
Fundada en 1967 por el maestro Raúl García, su director durante 23 años, la Filarmónica recibió este reconocimiento por su trabajo y su compromiso con la memoria viva de la ciudad, la construcción de ciudadanía y la formación democrática. En este tiempo, sus directivos y músicos han enseñado la importancia de hacer Música Sin Parar, fiel a su lema.
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“La Orquesta Filarmónica de Bogotá es más que una orquesta. Trabaja en valores que son propios de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá. Avanzamos en la formación de nuevos públicos y hemos hecho presencia en todas las coyunturas de la ciudad. Fue clave, por ejemplo, nuestro llamado a la convivencia durante las movilizaciones sociales de 2020 y 2021”, explica su director general, David García, doctor en historia, magíster en Filosofía de la Universidad de Viena y heredero de una larga tradición en la gestión cultural.
Durante las protestas ciudadanas, sus músicos hicieron un llamado a la tolerancia por medio de conciertos que se originaron desde la Plaza de Bolívar y el Park Way. Lo propio ocurrió desde las estaciones de TransMilenio, escenarios desde donde expresaron su solidaridad con las víctimas de la violencia en otras ciudades del país.
Con sus 17 agrupaciones, la Filarmónica de Bogotá promueve el acceso de sectores amplios de la población al disfrute de la música sinfónica. Así se evidenció durante el festival Ópera de Bolsillo, en el que interpretó óperas de pequeño formato que se escucharon en 19 localidades de la ciudad, democratizando un género considerado tradicionalmente de élite.
Un poco de historia
Cerca de seis millones de personas han disfrutado de la música interpretada por la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que tiene 99 músicos, la Filarmónica Juvenil de Cámara, los niños, niñas y jóvenes del proyecto de formación musical y sus maestros, la Filarmónica de Música Colombiana, la Banda Filarmónica y otras agrupaciones del Sistema.
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En la búsqueda de democratizar la cultura musical, promover la práctica de la música de cámara, la dirección y la divulgación de la música sinfónica, la Orquesta es hoy patrimonio de la ciudad. Ha interpretado ciclos de compositores como Mahler, Bruckner y Bartók, por mencionar algunos, en tanto que ha conquistado nuevos públicos a través de conciertos con artistas ampliamente reconocidos, entre ellos Totó La Momposina, Puerto Candelaria, China Moses, Miguel Poveda, Petit Fellas, Manuel Medrano, Juanes, Aterciopelados y Herencia de Timbiquí. Recibió el Grammy Latino en 2008 por Mejor Álbum Instrumental 40 años y en 2018, como reconocimiento a la ingeniería de sonido a Rafa Sardina por el CD 50 Años Tocando Para Ti.
Desde 2013 pasó de ser una orquesta a ser un sistema de múltiples agrupaciones, mediante la creación de nuevas orquestas juveniles e infantiles, y ha extendido su plan de formación musical a colegios de la capital.
En 2020 siguió adelante en medio de la pandemia, con el fin de mantener el buen estado de ánimo de los colombianos; llegó a nuevos públicos de manera virtual con sendas producciones como Soy Colombiano y Pueblito Viejo, así como conciertos con Juanes, el Cholo Valderrama y Monsieur Periné. Igualmente, sus músicos se volcaron a las calles de Bogotá para animar la vida en los espacios públicos y avanzó en proyectos vitales como la Filarmónica de Mujeres y el Coro de Hijos e Hijas de la Paz, el cual nació tras los acuerdos con las FARC en 2016, y del que hoy forman parte descendientes de reinsertados.
El Premio Gonzalo Jiménez de Quesada se otorgó por primera vez en 1938, año en que se programaron en Bogotá espléndidos festejos y solemnes ceremonias para conmemorar el IV Centenario de su fundación. La ciudad era una pequeña aldea de apenas 360 mil habitantes.