Una nueva genialidad de Karim Benzema salvó de la derrota a un Real Madrid inferior al Chelsea, superado en el físico y sin aportación ofensiva en el primer capítulo de las semifinales de la Liga de Campeones, en una eliminatoria que encaró desde el conservadurismo y que se resolverá en Londres.
El duelo se tiñó de azul pese a jugarse en Madrid. Desde una condición física superior, el Chelsea se adueñó del partido. El Real Madrid achicaba agua como podía, en otra noche de diluvio en Valdebebas. El empate al descanso era un milagro. Porque nunca encontraron soluciones los jugadores de Zidane a sus dificultades en la contención, con un centro del campo superado y una defensa que, pese a ser de cinco, gritaba pidiendo ayudas en cada acción del rival. Con Marcelo demostrando que ya no está para grandes batallas.
Así, el Real Madrid se agarró a sus dos pilares de la temporada. Thibaut Courtois, milagroso con una parada a bocajarro a Timo Werner a los nueve minutos; y Karim Benzema, capaz de crear de la nada peligro y el gol. Antes de la genialidad del francés hubo una buena dosis de sufrimiento. Había salvado el portero belga el primer desajuste defensivo, fusilado en el área chica y respondiendo con reflejos, pero el tanto se veía venir. Otro disparo desde la frontal de Werner, un centro peligroso de Azpilicueta.
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No había reacción alguna, solo impotencia. Y de la manera más sencilla, con un balón picado de Rudiger a la espalda de Varane, llegó un tanto que hacía justicia. Lento el francés en la reacción. Mala elección de Nacho por ir a tapar la portería antes de encimar al rival. Pulisic le puso sangre fría. Regateó a Courtois y marcó a placer un tanto que es oro a domicilio en unas semifinales.
Los espacios aparecieron y el Chelsea siempre corrió con superioridad numérica en cada contragolpe. Perdonó a un equipo superado. Y cuando parecía que lo importante pasaba a ser mantenerse con vida para la vuelta, golpeó Benzema. Desde la estrategia de un saque de esquina, con el poderío aéreo de Casemiro y Militao antes de una genialidad del delantero francés. Más 9 que nunca. Controló como pudo con la cabeza y con rapidez armó un disparo espectacular sin dejar caer el esférico. Arriba, imparable para Mendy.
Se entonó en la segunda parte el Real Madrid cuando aumentó la posesión pero falto de ideas en los últimos metros. Juntó sus líneas y sintió más seguridad antes de que los cambios del Chelsea le devolvieran el dominio. Zidane apostó por Hazard, en un examen a su físico en un encuentro de la mayor exigencia, y se sostuvo por la exhibición de fortaleza defensiva de Militao.
Las ocasiones desaparecieron, el recital lo ponía el despliegue de Kanté. Solo a balón parado lo intentó el Real Madrid y respondió Ziyech para toparse con Courtois. La vuelta de Stamford Bridge pasaba por la cabeza de todos y Zidane dio el paso al frente tarde, a trece minutos del final, dando entrada a Marco Asensio. No encontró la forma de superar la línea de cinco inglesa. Apenas un disparo lejano de Kroos y un testarazo de Varane en un final de orgullo que no fue suficiente. EFE