Rupturas que facturan: El negocio que hay detrás de un corazón roto

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En Colombia, el desamor mueve la economía. En promedio, cada persona gasta para superar la tusa. ¿Cómo el dolor se convirtió en negocio?

El desamor, lejos de ser solo un tema emocional, también tiene repercusiones económicas significativas en Colombia. Según Fenalco, las personas que atraviesan una desilusión amorosa invierten en promedio 123.000 mil pesos en actividades que los ayuden a superar el momento. Este gasto varía entre hombres y mujeres, con ellos desembolsando cerca de $147.000 y ellas aproximadamente $98.500.

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Paralelamente, el número de divorcios en el país mostró un incremento en los últimos dos años. De acuerdo con la Superintendencia de Notariado y Registro, en 2024 se registraron 25.272 divorcios, lo que equivale a un promedio de 2.106 separaciones mensuales, o cerca de 70 diarias. Por cada diez parejas que contraen matrimonio, aproximadamente cuatro terminan divorciándose.

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Este fenómeno, aunque doloroso en lo personal, representa una oportunidad para diversos sectores comerciales. La industria del entretenimiento, la gastronomía y el turismo han encontrado en el despecho una fuente de ingresos significativa, desde la música que acompaña los momentos de melancolía hasta los bares y restaurantes que se convierten en refugios para quienes buscan sobrellevar el duelo emocional.

En los últimos años, han surgido espacios que buscan convertir la tristeza en una experiencia social. La combinación de música, gastronomía y bebidas dan lugar a establecimientos diseñados para quienes atraviesan una ruptura amorosa. Estos lugares, inspirados en modelos de éxito en otros países, demuestran que el desamor también puede ser un motivo de encuentro, brindis y catarsis colectiva.

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“Todos, en algún momento, hemos sentido el golpe del desamor y en vez de ahogarnos en la tristeza, decidimos transformarla en un himno, en un brindis, en una experiencia”, señala Juan Camilo Toro, gerente de La Sala del Despecho, quien apostó por este tipo de concepto.

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Más allá del ocio y la diversión, estos espacios refuerzan la idea de que el despecho es un fenómeno que no solo afecta emocionalmente, sino que también impulsa dinámicas económicas. La industria del entretenimiento y la hostelería han sabido capitalizar esta realidad, transformando la melancolía en un motor comercial. Así, mientras algunos buscan olvidar una historia de amor, otros encuentran en estos lugares el inicio de una nueva.