Teoría de la estupidez

ANDRÉS VILLOTA
ANDRÉS VILLOTA

Por Andrés Villota

Dietrich Bonhoeffer fue capturado en abril de 1943 por la GESTAPO después de más de una década de alzar su voz en contra de las atrocidades y de la violencia irracional de la Extrema Izquierda alemana desde antes que llegara al poder con el partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NAZI). En la cárcel, Bonhoeffer, escribió sus reflexiones sobre el comportamiento agresivo, bárbaro, troglodita de los seguidores del dictador comunista Adolfo Hitler.

Las personas estúpidas son más peligrosas que las personas malvadas concluyó Bonhoeffer en una de sus muchas cartas, escritas durante su cautiverio.  Alemania, una nación prospera, de empresarios, de libre pensadores y de artistas, terminó siendo, por culpa de la estupidez del comunismo, una guarida de criminales y una sociedad de salvajes.

Se puede denunciar, prevenir, protestar o luchar en contra de las personas malvadas como Juan Manuel Santos pero estamos indefensos contra los estúpidos porque jamás van a razonar y a dejar de ser estúpidos, y, si son los que gobiernan, como Gustavo Petro y su Pacto Histórico, logran convencer a sus seguidores estúpidos de que no son estúpidos, precisamente, por votar por ellos y por apoyar todas las estupideces que proponen y que hacen. La destrucción de una sociedad es inevitable por culpa de los estúpidos.

A los estúpidos les gusta, les encanta, que les digan que no son estúpidos, por eso, la Extrema Izquierda, trata de estúpidos a sus oponentes, a los que no piensan igual a ellos para poder reclutar a los más estúpidos de una sociedad que son los más fáciles de mangonear, de adoctrinar y de venderles una falsa verdad por su falta absoluta de razón, de conocimiento y de criterio informado.

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La estupidez no es un problema intelectual sino moral. El nivel de escolaridad no tiene correlación alguna con la estupidez. La temible SS de los NAZIS contaba con más de doscientos PhD; sin embargo, fueron estúpidos que hicieron cosas estúpidas e indujeron a sus subalternos y al pueblo alemán a hacer miles de estupideces.

La ministra Irene Vélez tiene un PhD en Geografía Política o la senadora Andrea Padilla tiene un PhD en Derecho pero, las dos, dicen y hacen estupideces. La comunicadora social, Vanesa de la Torre, tiene una Maestría en Estudios Latinoamericanos pero cometió la estupidez de tratar de prostituta barata a la Primera Dama de los Estados Unidos. El grupo terrorista, la Primera Línea, fue fundado por estudiantes de la mejor universidad de Colombia en la que, se supone, no estudian estúpidos.

La estupidez es un problema sociológico y no un problema sicológico. El grupo, la manada, la patota, fomenta la estupidez. Un ermitaño, es poco probable que sea estúpido. Ignacio de Loyola y otros santos (no los Santos Calderón) se retiraban solos a reflexionar y a razonar, como si supieran que solo iban a poder pensar, si lo hacían de manera autónoma, usando su libre albedrío, sin doctrinas impuestas.

Una patota como la Unión Europea, fomenta la estupidez, tanto, que por culpa de sus políticas estúpidas y de sus dirigentes estúpidos, el bloque europeo está al borde del colapso y con él, la desaparición de su moneda, el Euro, que le permitía ejercer su poder económico en el mundo.

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La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, artífice del colapso europeo por culpa sus decisiones estúpidas como las sanciones económicas y los bloqueos comerciales en contra de Rusia, le advierte a los italianos que no pueden elegir a Giorgia Meloni porque eso es “malo” para Europa.

Es mala la autonomía para Ursula von der Leyen, es malo aislarse del grupo, de la patota. Odia a los británicos por el Brexit. Odia a los húngaros y a los polacos porque se resisten a ser tratados como estúpidos. Y amenaza a los italianos porque se cansaron de ser considerados como unos perfectos estúpidos.

Los estúpidos odian al presidente Donald Trump porque dice todo lo que los estúpidos no deben oír y eso les abre los ojos, los despierta de su letargo que los mantiene sumidos en la más profunda estupidez. Los líderes de la estupidez acusan al presidente Trump de ser un peligro para la democracia porque los más estúpidos creen que una dictadura comunista es una democracia.

La minoría que necesita de los bloques, de las uniones, de los combos, para ejercer su dominio, porque de eso vive, descalifica a los políticos y a la mayoría de la sociedad que no piensa igual a ella, tildándolos de ser militantes de la “Extrema Derecha” y asociándolos, tácitamente, con el Nazismo y el Fascismo porque algún estúpido se lo inventó, en contra de toda evidencia histórica, semántica y en contra del sentido común.

Los más estúpidos se lo creyeron porque no razonan. Si lo hicieran y pudieran leer y pensar, se darían cuenta que un partido político “Socialista Obrero” jamás ha sido considerado de “Extrema Derecha”. Todos los autores del periodo entre guerras (de 1918 a 1939), las biografías de Hitler y Mussolini y hasta en Wikipedia, dicen que el Nazismo y el Fascismo tienen origen comunista y, por lo tanto, son Comunistas, Socialistas, Progresistas, Socialistas del Siglo XXI o de Extrema Izquierda, le pueden decir como quieran, todos son sinónimos, todos son la misma estupidez y necesitan de los más estúpidos para poder existir.

Un caso de estudio sobre la Teoría de la Estupidez de Dietrich Bonhoeffer, lo vemos hoy en España, en donde Alvise Pérez y el juez Fernando Presencia se han dedicado a publicar documentos, grabaciones y demás pruebas que muestran cómo el Estado español es un antro de corrupción que lleva décadas saqueando a los españoles.

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Sin embargo, contrario a lo que la sociedad española, no estúpida, espera, Pedro Sánchez, líder supremo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), partido hermano del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NAZI), al verse descubierto, ha emprendido una persecución en contra de Pérez y de Presencia, a la que se le han sumado los españoles más estúpidos de las redes sociales, de las oenegés corruptas, de los banqueros y, obvio, de los periodistas tradicionales, heraldos de la estupidez que se benefician de toda esa vorágine de saqueo y corrupción, bloqueándoles la posibilidad de trabajar, de hacer transacciones bancarias, de expresar libremente sus opiniones y de ejercer plenamente sus derechos constitucionales.

Incluso, han llegado a calificarles de trastornados mentales por haber publicado la verdad sobre un régimen estúpido, corrupto, criminal, mafioso, y los han criminalizado por decir la verdad. Pedro Sánchez creó una Ley que convierte en delito decir la verdad sobre los actos de corrupción de los políticos y burócratas españoles. Edward Snowden dijo: “cuando exponer un crimen es tratado como cometer un crimen, eres gobernado por criminales”.

Gustavo Petro dice que el carbón es más dañino que la cocaína en el foro de la estupidez global. Un venezolano estúpido que llegó a Colombia en un barco cargado con productos químicos dice que gracias a un estúpido como Nicolás Maduro se va a acabar el hambre porque va a vender más baratos los fertilizantes. Los estúpidos dicen que toca acabar con el consumo de azúcar para evitar problemas de obesidad pero las estúpidas promueven que las mujeres sean obesas como símbolo de feminidad y de empoderamiento femenino.

A Dietrich Bonhoeffer lo asesinaron los estúpidos porque jamás le perdonaron que los hubiera puesto en evidencia. Su muerte temprana privó a Bonhoeffer de la oportunidad de comprobar que su teoría no solo aplicaba a los comunistas NAZIS  y Fascistas, sino que ha sido el elemento común a todos los comunistas como Stalin, Mao, Fidel Castro, Nicolás Maduro, los Kirchner, Lula Da Silva, Gabriel Boric, Pedro Castillo, Evo Morales, Pedro Sánchez, Joe Biden y Gustavo Petro. No tuvo tiempo para probar que su teoría, es la misma doctrina de la Extrema Izquierda, la Doctrina de la Estupidez.