EE.UU volverá a dejar de ser miembro de la Unesco por tercera vez en su historia desde 1945, el año en el que se puso en marcha la ONU.
Estados Unidos volverá a dejar de ser miembro de la Unesco por tercera vez en su historia desde 1945, el año en el que se puso en marcha la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura con ese país entre sus miembros fundadores.
La decisión anunciada este martes, que entrará en vigor en 2026, era algo que no ha sorprendido en París, donde tiene su sede la Unesco, y de hecho la agencia llevaba preparándose para ello desde la vuelta del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.
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– El primer abandono estadounidense de la organización tuvo lugar en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, en protesta contra lo que consideró una mala administración económica y excesiva “politización” -en el contexto de la Guerra Fría-, cuando aportaba la cuarta parte de su presupuesto.
Washington, que dejó la Unesco acompañado del Reino Unido de Margaret Thatcher, achacaba también a la organización una presunta mala gestión y su apoyo a medios de comunicación del Sur global frente al “dominio occidental”, expresado en el llamado ‘Informe McBride’.
Retornó a la Unesco el 1 de octubre de 2003, coincidiendo con la 32 Conferencia General de la entidad, y en aquella sesión el responsable de Educación estadounidense, Rod Paige, afirmó que su país volvía como un miembro más, sin un programa propio, deseoso de “participar y escuchar a los otros” y de “trabajar en equipo”.
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– La segunda salida estadounidense se produjo durante el primer mandato de Donald Trump, aduciendo entonces supuestas tendencias antiisraelíes de la organización y su necesidad de reformas.
El anuncio se hizo en octubre de 2017, aunque no entró en vigor hasta 2018, y suponía ir un paso más allá respecto a la estrategia que ya había puesto en marcha la administración de su predecesor, Barack Obama, en 2011.
Desde ese año, Washington había suspendido sus contribuciones a la Unesco a raíz de la admisión de Palestina como miembro de pleno derecho de la organización.
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La decisión volvió a suponer entonces un severo contratiempo para la entidad, que se vio obligada a reducir su nivel de actividad ante la marcha de su principal contribuyente (un 22 % entonces).
Por eso en 2023, cuando Estados Unidos regresó como miembro de pleno derecho por iniciativa del Gobierno de Joe Biden, lo hizo con un plan para, al margen de las contribuciones obligatorias, ir saldando los pagos adeudados de aquel periodo, que alcanzaban un valor de 619 millones de dólares.
EFE