La ‘oportunidad’ de Sudamericana que lanzó ‘Cien años de soledad’ a la fama

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Hace 50 años, la vida de la familia Buendía en el extraordinario pueblo de Macondo llegaba a las librerías gracias a la “oportunidad” que dio a “Cien años de soledad” la Editorial Sudamericana, donde la ven como una “magistral” representación de “todo un mundo”: el de la mágica Latinoamérica.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”, estas emblemáticas 28 palabras de Gabriel García Márquez inauguraron aquel 5 de junio de 1967 una nueva y emocionante etapa para la literatura de la región.

Javier López Llovet, el director general del grupo Penguin Random House, del que forma parte la argentina Sudamericana, tenía apenas 4 años cuando salió a la venta la novela de mano de la editorial de su familia, que, según cuenta a Efe, quedó inmediatamente deslumbrada por el manuscrito de aquel desconocido autor colombiano que vivía en México.

“El original llegó a pedido de quien en ese momento era el editor de Sudamericana, el emblemático Paco Porrúa. Había oído de este escritor, García Márquez, y tenía mucho deseo de publicarlo”, revela.

Según López, en aquel momento, Sudamericana era la “meca de publicación” de los escritores latinoamericanos y de los españoles que eran censurados por la dictadura de Francisco Franco.

En su carta a Porrúa, García Márquez pidió que toda su obra se concentrara en la editorial y, desde ese momento, se creó una relación de “mutuo beneficio” que “se mantuvo durante toda la vida”.

“Gabo llegó a esta, su futura casa y nunca más la abandonó. Argentina sufrió desde aquella publicación en el 67 muchos avatares políticos y económicos que también afectaron a Sudamericana pero Gabo permaneció fiel a quien le había dado la oportunidad de ser quizás el escritor más famoso de habla hispana de este siglo”, asegura López.

Para él, junto a “Rayuela” (1963), del argentino Julio Cortázar, “Cien años de soledad” se convirtió en el “emblema” del movimiento cultural y literario que recorrió todo el continente: el llamado “boom”.

“Sus autores se volvieron figuras intelectuales de primer orden en el mundo y sus libros discutían el pasado, el presente y el futuro de Latinoamérica. Fue un tiempo de tremenda ebullición”, afirma.

En ese sentido, asegura que en aquellos años, Buenos Aires se alzó como “un centro intelectual y artístico único en el continente” y sus producciones culturales estuvieron marcadas “por esa época dorada durante décadas”.

“Todavía los escritores escriben y discuten sus efectos”, apunta.

El inquebrantable vínculo de esta novela con Argentina es tan evidente que año tras año continúa alzándose como una de las más buscadas en la feria del libro de Buenos Aires, el evento editorial más importante de Suramérica.

“Creo que el éxito combina para nosotros una relación especial del público argentino con el autor y con su obra. Habiendo sido el país que publicó por primera vez la novela, ambas relaciones van de la mano y son inseparables”, considera López.

Al preguntarle que sintió él al leer la obra por primera vez, lo tiene claro: “Fascinación, como todo el mundo”.

En su opinión, la manera “tan especial” de escribir y el “manejo magistral” del idioma de García Márquez, así como su facilidad para representar a Latinoamérica en cada una de las páginas, convierten a “Cien años de soledad”, como a casi toda su obra, en un “sello distintivo” de la región gracias al “poder y la magia de los relatos míticos”.

La muerte del escritor colombiano el 17 de abril de 2014, “aunque dolorosa”, no sorprendió a López.

“Había tenido la dicha de visitarlo en su casa de México hacía apenas unos años y el deterioro de su salud era ya evidente”, cuenta antes de confesar que, sin embargo, todavía le “cuesta imaginar” que “ya no está para sorprendernos con una nueva novela como lo hacía” antes.